lunes, 26 de abril de 2010

El Plan Aldea reparte los terrenos entre las filiales y asociaciones sin casa hermandad, incidiendo en que garanticen absolutamente las medidas de seguridad


Durante el pasado fin de semana, el Ayuntamiento ha procedido al reparto de terrenos con destino a las cincuenta hermandades y asociaciones rocieras que no disponen de Casa Hermandad, o en el caso de aquéllas que en su alojamiento no cuenten con espacio suficiente para acoger a los peregrinos.


Las acotaciones se localizan en distintos puntos de la aldea, si bien existen tres zonas especialmente dedicadas a este fin: Santa Olalla, la Boca del Lobo y el sector de la Dehesilla. La segmentación del terreno no ha ofrecido novedades con respecto a años anteriores. El diseño es básicamente el mismo, con leves modificaciones según la experiencia y el aprendizaje adquiridos el pasado año.


El Ayuntamiento almonteño aporta un trato personalizado a las hermandades rocieras, en la satisfacción de sus necesidades. Mantiene una oficina diferenciada para su relación con los colectivos religiosos que acuden a la Romería, en función de que representan a un número muy elevado de personas. También cuentan con una atención especial a la hora de tramitar sus pases, con números de fax y funcionarios encargados de este capítulo tan importante en el Rocío Grande.


En cuanto a la regulación, cabría decir que un pliego de condiciones ordena la concesión de los terrenos desde hace años. Sobre todo, se busca garantizar la máxima seguridad al emplazamiento, que finalmente se efectúa en un espacio municipal. De este modo, el servicio de inspección de Bomberos realiza inspecciones durante la celebración de la Romería, para constatar que se cumple con la normativa preestablecida.


Entre los aspectos concretos y vigentes en esta materia, los asentamientos deben de contar con salidas de emergencia a una distancia máxima, así como dotaciones para la extinción de un posible conato de incendio. La distribución espacial interna de la hermandad tiene que garantizar la entrada de los elementos y vehículos de seguridad que pudieran ser necesarios.


La puesta en marcha de estas medidas y el seguimiento que se realiza de las mismas, permiten que se compruebe desde hace tiempo una evolución positiva. Dan fe de ello las fotografías aéreas que efectúa desde el aire el helicóptero del servicio de emergencias 112, por petición municipal. Según José Miguel Mesa, delegado del Ayuntamiento para el Plan Aldea, “constatamos que el pliego cumple sus objetivos”.


La obstaculización de accesos o el mal uso de bombonas de butano son imágenes del pasado que están dando paso a otra línea de actuación, en la que resulta fundamental la labor que desarrollan las propias hermandades. “Ya no se concibe como una obligación por parte de éstas –cita Mesa- sino que todos son consecuentes con las características del asentamiento”. El esfuerzo de las filiales y asociaciones rocieras, y la tarea de concienciación ejercida por el Ayuntamiento, están haciendo su efecto.


Almonte. Lunes, 26 de abril de 2010.

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